Todos los aceites pierden propiedades al calentarse, se oxidan, pero es el aceite de oliva virgen extra el que aguanta mejor la temperatura de la fritura, pudiendo llegar hasta los 180ºC sin alterarse ni degradarse, mucho más que cualquier otro aceite que podamos encontrar en el mercado.
Un aceite de oliva virgen extra es mejor para freír que uno de girasol o un aceite de semillas poliinsaturadas ya que las grasas poliinsaturadas al tener dobles o triples enlaces van a producir radicales libres y aldehídos tóxicos, lo que no es nada bueno para nuestra salud, sobre todo si calentamos ese aceite a excesivas temperaturas o lo reutilizamos.
Si el aceite que utilizamos es aceite de oliva virgen extra tendremos otra ventajas, los antioxidantes naturales que aporta van a actuar frenando la degradación oxidativa del aceite: los fritos serán mejores, más saludables y el aceite durará más tiempo y se formaran menos componentes polares (tóxicos).
Pero los aceites de oliva vírgenes extra no sólo son más seguros a la hora de cocinar los fritos. Tienen innegables ventajas culinarias:
a) A altas temperaturas la fritura es más rápida, por lo que el alimento pierde menos nutrientes
b) Las proteínas crean en su superficie una capa crujiente que hace que la penetración de aceite sea menor. De esta manera, se limita el incremento de calorías y conserva en el interior su jugo y sales minerales.
c) No debemos olvidar que los aceites de oliva potencian el sabor de los alimentos, convirtiendo la fritura en una experiencia culinaria de primer orden.
Algunas recomendaciones para una buena fritura con aceite de oliva virgen o virgen extra:
- El aceite de partida debe ser aceite de oliva virgen extra
- No mezclar el aceite de oliva virgen extra con otras grasas ya que éstas últimas toleran peor las altas temperaturas, descomponiéndose más rápidamente.
- No provocar cambios bruscos de temperatura, hay que ir poniendo los alimentos poco a poco, sobre todo si están congelados o muy fríos.
- No dejar que el aceite humee, lo estaremos quemando.
- Para que los alimentos empanados o rebozados queden crujientes y empapen menos aceite, añadir por cada huevo batido una cucharada sopera de leche.
- Para escurrir el exceso de grasa usar un colador o dejar reposar la fritura sobre un papel de cocina absorbente.
- No tapar el alimento una vez frito, ya que se reblandece la capa crujiente del exterior.
- Para alimentos gruesos o con gran cantidad de agua (verduras, hortalizas…) mejor freír a 130-145ºC; para alimentos con pre-cocción como verduras cocinadas, empanados (escalopes…) o rebozados (pescados…) es recomendable mantener una temperatura de 160ºC; y por último, para alimentos que fríen rápidamente o cortados en piezas pequeñas (patatas, huevos, croquetas…) se pueden alcanzar los 180ºC.
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